Una deuda no termina con más deuda

El pasado 24 de septiembre el Ministerio de Economía y Finanzas anunció que contrajo una nueva deuda, o más bien aumentó la cifra, por 2.000 millones de dólares más. Esa cantidad se añade a los 55.000 millones que Ecuador tiene de mora, según el último informe que corresponde al pasado mes de agosto.

Según Richard Martínez, el ministro de esta cartera, la operación consiste en la colocación de ese monto, a través de bonos soberanos en los mercados internacionales a 5 y 10 años de plazo.

Eso significa que esos 2.000 millones de dólares se dividen en dos partes. La primera, que deberá cancelarse en el año 2025, será de 600 millones. La segunda es tiene un rubro más fuerte y está fijada en los restantes 1.400 millones. Esa cantidad deberá finiquitarse en el año 2030 con intereses de 7,87% para la primera entrega y 9,50 % para la otra.

Durante mis años de experiencia en el mundo empresarial, como dirigente gremial y hasta asesora voluntaria de algunos gobiernos, considero que se trata de una nueva imprudencia gubernamental. No es lo más correcto, pues existen otros mecanismos.

Una deuda no termina con otra deuda. Lo que el país necesita es gastar menos en lugar de endeudarse más internacionalmente. No es algo nuevo, pero ocurre que durante los últimos 40 años -desde que volvió la democracia al Ecuador- , ningún gobierno ha tenido idea de cómo recortar gastos más allá de los imprevistos.

En la década del 90 el país afrontó desastres naturales y hasta un conflicto bélico, pero eso no justifica las malas administraciones. Y ni qué decir de la anterior gestión, en las que el Mandatario calificó las deudas de ilegítimas.

Las inversiones en el país no atraen internacionalmente, además de que existen muchas contradicciones. Repasemos: en junio pasado el Ministerio de Economía y Finanzas sostuvo que la deuda externa se redujo en poco más de 50 millones de dólares y se colocaron 1.125 millones en bonos hasta 2029.

El problema de esta renegociación, o más bien incremento, es que 5 años es muy poco tiempo para cumplir con el compromiso de cancelar los primeros 600 millones, mientras que otros países consiguen negociar con plazos hasta de 30 años.

Otro detalle es que los 2.000 millones quedarán como legado para el próximo Jefe de Estado, no para el que actualmente preside Lenín Moreno. Su gobierno le está “pateando la pelotita” a sus sucesores. Lamentablemente así ha sido siempre.

La idea es que con esos 2.000 millones se pueda cumplir con el presupuesto nacional fijado para este año. Cuando prácticamente faltan dos meses para finalizar el 2019 no tuvieron otra opción que esta renegociación, pero resulta que aún así quedará un vacío de 1.500 millones de dólares más.



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