Lo más elemental en cualquier negociación es la capacidad de comunicarse bien. Y en eso la
tecnología avanza cada vez más con pasos agigantados. De hecho, los jóvenes hoy tienen mayor
acceso a través de la informática y deben aprovecharlo en beneficio del desarrollo económico de
nuestro país.
Quiero contarlos cómo me comunicaba empresarialmente hace muchos años. Cuando asumí la
compañía de mi esposo a finales de la década del 60 usé el télex o teletipo, como también se lo
conoce. De esa forma enviaba mensajes mecanografiados. Habían télex con impresora y otros más
modernos, a través de computadoras. El problema es que con esos aparatos la comunicación era
muy lenta.
Después me vinculé al uso del fax en la década del 80. Fui una de las primeras empresarias en
adquirir ese sistema. Ni siquiera el CityBank lo tenía. Me enteré de este tipo de comunicación, a
través de mi proveedor de Taiwan. Era todo un trámite que un mensaje llegara a tiempo a clientes
en el extranjero, quien lo recibía en una impresión.
Recuerdo, que en aquellos días, IBM, la gigante multinacional estadounidense, nos ofrecía sus
servicios informáticos de internet en 3 millones de dólares. Era demasiado caro. En buena hora
conseguimos a Data General. Con ellos apenas gastamos 120 mil dólares y el servicio era óptimo.
No obstante, son aparatos que funcionan con electricidad. Por eso, obtuvimos un generador de
energía en 1989 para evitar apagones que destruyeran la tecnología adquirida. Y vaya que nos
sirvió empresarialmente durante 1992 y 1993 cuando el país atravesó una crisis energética en los
gobiernos de Rodrigo Borja y Sixto Durán-Ballén.
Hace poco les hablé que tuve el privilegio de asistir a una reunión sobre tecnología, invitada por el
mismísimo Bill Gates. Él insiste que todo país debe estar diariamente actualizado sobre
informática como recurso para la comunicación, especialmente empresarial.
De hecho, la tecnología misma es un negocio cada vez más rentable. Es cuestión de revisar lo que
han logrado Gates y el fallecido Steve Jobs, a través de sus hardware y software. Sus empresas
proveen herramientas para que los empresarios puedan comercializar en otras áreas, entre ellas la
agropecuaria como mencioné en mi artículo anterior y en el que enfaticé el trabajo de Israel.
Las empresas de seguridad usan actualmente muchos recursos informáticos, pero para eso se
necesita gente experta y comprometida. Todo suma. La tecnología permite la comunicación y el
desarrollo empresarial.
¿Quién no usa Internet hoy? ¿Quién no usa un teléfono inteligente, cargado de aplicaciones, que
simplifican la vida de los demás? Lo que antes demoraba para comunicarme con otros clientes por
télex y fax, hoy es más rápido con la tecnología actual. Hoy puedo comunicarme con quien sea
desde el celular, a través de una videoconferencia. Incluso se evitan viajes innecesarios porque
hoy se puede negociar con solo apretar algunas teclas desde su escritorio.
Pero hay un detalle muy importante: la capacitación de personal. De nada sirve adquirir los
aparatos más modernos si no sabemos cómo utilizarlos. A nivel empresarial es vital la inversión de
capacitación constante para su equipo de trabajo. Y, por supuesto, cada quien debe tener ese
‘bichito’ autodidacta en temas de comunicación informática.
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