De entrada y aunque muchos no coincidan conmigo, el coaching no me atrae, pero debo reconocer que es una actividad rentable para quienes se dedican a eso. Me identifico más con las relaciones públicas y humanas. Considero que esas herramientas son más útiles que el coaching.
Dale Carnegie entendía mejor que nadie aquello de las relaciones públicas y humanas. Lo aplicó como empresario exitoso. También lo compartió en los cursos que ofreció, además de los libros que escribió y aún cobran vigencia, pese a que Carnegie murió hace 64 años.
Uno de los problemas es que mucha gente confunde a los coach con psicoterapeutas y consultores. El coaching es una herramienta que permite al cliente darse cuenta de su potencial y recursos para conseguir una meta. Algunos clientes son individuales y en otros casos son grupales, a nivel de empresa para mejorarla.
En cuestión de despertar ese potencial, especialmente en lo empresarial, para mi el tema es sencillo: actitud, sin eso no hay coach que valga. Para mí el proceso es: primero soñar, luego darle la forma a ese sueño, elaborar el proyecto, investigar pro y contra, armar la estrategia y vender la idea para ejecutarla.
Ese fue el proceso que seguí para establecer la dolarización en el país. La comunicación fue clave, sino sabemos transmitir la idea, o más bien, venderla se produce un estancamiento. Quizás ahí sea válido el coaching, pero insisto, para eso la clave está en la actitud, la mentalidad y la comunicación, a través de las relaciones públicas y humanas. Creo en esto último y no en la idea de que el coaching sea la llave del éxito, aunque es rentable para quienes se dedican a eso.
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